10 de marzo del 2025
Mi espiritualidad es libertad. Mi religión es libertad. Quiero ser libre por el simple hecho de que ese es el anhelo más grande de mi humana existencia desde que tengo memoria. Quiero poder decir decir «Yo soy porque he entrado en ser». Y ser dios
Hay en este mundo un montón de movimientos que te ofrecen cambio y crecimiento. Todas ellas esperan a cambio algo de ti. Yo digo «Jódanse, queremos ser libres». Yo quiero ser libre y es solo por eso que estoy en este lugar, haciendo las cosas que hago. Por eso pienso y respiro y me afano. Por eso a veces me ato y otras veces me extraigo lazos parasitarios. Lo que unos llaman ego yo le llamo parasito social, temeroso de hacer el mal, de que no lo vean hacer el bien, del que dirán. Mientras que mi ego desnudo de sus ropajes impuestos será libre.
Y entiendo; no existe dios desinteresado.
Quizá por eso tantos de nosotros toman la vía sin dioses. No es tan difícil de comprender cuando se lo piensa con cabeza fría. Incluso los dioses de la mano derecha están impedidos de hacer favores sin pedir a cambio una buena dosis de sumisión o fe o cambio de tu parte. No es muy diferente al enfoque de los satánicos, santeros, devotos de la santa muerte, etc, etc, que actúan de forma transaccional. Yo te doy y espero que tu me des a cambio algo de valor similar. Y si cumples con la premura que deseo en el tiempo que deseo y sin pedir mucho más a cambio, entonces eres de los más “milagrosos” que conozco. Y te recomiendo, como recomiendo al plomero que hizo las reparaciones rápido o al reparador de teléfonos que tuvo la decencia de no robarse mi cámara cuando me cambió el display. Y no esta mal, ¿sabes? Es decir a quien le importa lo que los demás hagan con su fe y su energía y su vida y su libertad. Son suyos y mientras no quieran imponerse a mí, todo lo que hagan me parece genial. ¿Pero qué tan libres pueden ser desde este enfoque?
Puede que por eso difiera enormemente de ellos. No quiero decir que estén equivocados; quiero decir lo que dije: pienso diferente.
Esto no es tan importante. Simplemente no escribo para ellos. Simplemente la mayoría de ellos me ha de ignorar y seguir con sus vidas. Otros se reirán. Y unos cuantos se quedarán. Porque les llama la atención la libertad, y sienten que hay algo más, así empezamos todos. Encontramos una idea que infecta nuestra psique y funciona para hacernos ver las cosas desde un punto de vista nuevo. A ustedes, simplemente quiero comentarles mi enfoque de la espiritualidad: libertad total.
De las cosas que logro estar de acuerdo con Crowley, quizá porque muchas otras no las acabo de entender en su bastedad, encuentro deliciosa la frase «Haz tu voluntad será toda la ley».
Pero no seamos infantiles; aquí nadie va a matar a nadie… que no se lo merezca. No, ya en serio, es infantil pensar que aquellas personas que no están atadas por una ley divina o humana, de inmediato procederán a matar a alguno de sus semejantes en la habitación. A hurtar lo que no se encuentre pegado al suelo, como si fueran algo menos evolucionado que un animal. Porque ni los animales roban o matan sin una razón.
No. Me refiero a la verdadera libertad, esa que tiene consecuencias y clausulas racionales, obvias si se lo piensa con lógica. No hablo de la manida idea de un dios vengativo que te amenace con no revivirte para su tiránico paraíso. No me refiero tampoco a la infantil idea de un universo moralista que te castiga por que has sido un nene muy lujurioso o una nena muy perversa. Hablo de las consecuencias de los adultos, en las que si en tu libertad de expresión insultas a alguien, ese alguien tiene la libertad de partirte la cara o algo peor. Hablo de las consecuencias inmediatas y hasta cierto punto predecibles, por la mera obviedad de que has abusado de tu libertad, creyéndote superior a los demás.
Pienso sectas pseudo-anarquistas que invocan a una salvadora diosa maquina. Pienso quien dice que tienes que arrodillarte ante el universo para que este conspire a su favor. Pienso en todos los caminos de vida que te dicen que hay algo más grande que tú. Sacrifícate, dicen, es por el bien común. Pienso en escritores mejores que yo que con sus palabras son capaces de exhortar a las masas a abalanzarse y aferrarse con fuerza a su causa. El sacrificio por algo mayor que desde siempre se nos vendió como algo noble, no sé si con el afán de tener nutridas filas que luchen sus causas colectivas. «¿Para que ser libres si el mundo se cae a pedazos?» Casi puedo escucharlos. Muere por la causa, porque la causa es noble y merece tu sacrificio. Y vive por la causa, y defiéndela con colmillos y espadas y balas y conjuros terribles.
Sin embargo, el sacrificio más noble que soy capaz de encontrar es el que hago para mí mismo. No me interesan sus causas mayores ni sus razas mejores, ni sus pueblos unidos, ni el clan, ni la tribu, ni los dioses, ni el universo, ni la bendita humanidad. Ninguno de ellos ha hecho nada por mí y si lo han hecho fue buscando un beneficio.
«Mejo no ofrecer, que ofrecer en exceso» dicen las eddas. Porque cada ofrecimiento es un contrato, una atadura mágica, un vinculo de honor. Pero no te equivoques, no es solo quien recibe quien se ve atado. Quién da lo hace a sabiendas que eso le vincula. Los vínculos espirituales no son tan sencillos como las palabras dichas al azar, para convencer y engañar. No son cosas de arrepentirse y seguir.
Puedo contar hasta cinco de esos vínculos formados y al menos nueve que estoy impaciente por formar. Puedo contar al menos 15 vínculos con el Midgard material que no estoy dispuesto a cortar. Y en cada cosa que les ofrezco de manera voluntaria me veo más poderoso y libre. Hasta la sumisión puede reforzar tu poder, si es que te reafirmas en ella.
Cuando andas por la senda por primera vez, te das cuenta de cuan enredado te encuentras en todos esos lazos, hilos inconscientes. Te das cuenta de cuales te están asfixiando o te son cercenados de forma tan dolorosa como si te amputaran una extremidad. Mejor no ofrecer, que ofrecer en exceso o ofrecer sin estar listo.
Hay lazos que cortas de forma voluntaria. Y lazos que van a tener que cortar por ti. Y al final todo esto es por nuestro maldito ansia de ser libres. No sé si quieres estar libre de la muerte o de la pesada y anticuada moral de la masa que funge como ganado para los que deciden mover los hilos. Libre para tener o para dejar ir. O libre para que las cosas pasen de la manera en la que crees que tienen que pasar. O libre de hacer solo tu voluntad, violando voluntades hasta que te encuentres con una que te llegue a estrujar tan fuerte que sentirás el rencor de todas esas voluntades ultrajadas. Y no porque sea tu castigo, sino por tu mera arrogancia de no entender la libertad ajena o no respetar a los que como tú querían ser libres.
Y sí, yo sé, es este un texto oscuro y parece una mera jerigonza sin sentido. Ideas sueltas en el espacio digital. Puede que esta sea la maldita libertad que busco.
Quisiera terminar el texto diciendo que quien este listo y sepa leer entre líneas encontrará algo de valor, pero me suena tan pedante… prefiero pensar que no he dicho nada, y simplemente llegaste a este punto porque estas tan loco como yo. Que puedes gestar locuras y teorías de que quise decir. A fin de cuentas significa que nos reconocemos como seres libres. Que como yo, en mayor o menor grado, te opones a esos que ansían ser parte de un todo mas grande y se dicen siniestros.
Todo el honor para ti y para mí y para Freyja y para Hela y para Bölkvelkr, pues solo un dios oscuro podría traerme tales deseos y tales elucubraciones. Diciendo una sola cosa con total claridad, la libertad no es un derecho, es una conquista. ¿Estás dispuesta a tomarla?
Te agradezco leerme. Si encontraste estas letras interesantes o te movieron a reflexionar algo que quieras compartir, incluso si es contrario a mis locuras te invito a dejarlo en un comentario. Te recuerdo que yo soy Skoggangr y este espacio es producto de mi voluntad.
¡Rein Tyl Runa!