24 de marzo del 2025
La chica y yo hablábamos de lo inútil que es la resistencia humana, que sin entender el mundo en el que vive, con falta de sentido común se dirige a un precipicio. Y aún así resistimos. No queda más que resistir y esperar que nos equivoquemos en nuestras cínicas predicciones. Vivir de la manera en que nos dé la gana, orgullosos de ser lo que decidimos ser sin un dios o una autoridad que nos diga como hacerlo. Un par de pesimistas en la esquina mas oscura del lugar, oscureciéndola más.
—¿Ustedes creen en dios?
Sin advertirlo se había acercado a nosotros. Se notaba en él una mezcla de admiración y el introducirse en la aventura de conocer personas nuevas, alguien con quien compartir sus pensamientos más interesantes.
Yo pensé que Odín no se encuentra solo en el Valhalla, sino en los silencios de esas preguntas incomodas que pocos se atreven a hacer. Ella lo miró un momento, incrédula. La chica se rió de forma aparatosa y nos dejo solos a los dos en esa incomoda situación.
—Es que hablaban de la autoridad, y la única autoridad es moral. Lo demás debe ser derribado.
La idea de tener una conversación interesante se esfumó al escuchar esas palabras. De seguro él buscaba la confirmación de un “Padre” todopoderoso. Tenía la convicción de que debe haber un ser que sepa lo que es mejor para todos, una autoridad perfecta. Hay gente que necesita que le mientan para ser felices. Hay veces en las que no estoy de humor para mentir, menos cuando había encontrado alguien que estaba dispuesta a escuchar mi verdad.
—Voy al baño —y desaparecí de su radar. No quiero volvérmelo a topar. Aún ahora puedo imaginarlo esperándome como espera la tiranía de su padre todopoderoso.
A esa clase de personas no puedes explicarles que, si crees en dios es en un dios oscuro, suelen escandalizarse antes de comprender a que te refieres, si es que te comprenden. Y no tenía ganas de hacerme entender por otros. A veces pasa. Así como hay veces en las que solo deseas despotricar del mundo y cagarte en los ignorantes que hablan sin saber, hay veces en las que quieres guardarte tus secretos.
Esta mañana mientras recuerdo el evento me doy cuenta que ni si quiera creo que la expresión sea “creer en dios”. Porque el dios al que sigo y a veces sirvo no es uno en el que se cree, es uno en el que se vive y actúa y me acompaña.
Pienso.
Cualquiera que crea que se puede demostrar la existencia de un dios de manera objetiva vive dentro de una fantasía, mas que absurda algo triste. Puedo diferenciar entre lo que creo y las certezas que tengo. No tengo la menor duda de que mi cuerpo se encuentra en este momento sentado escribiendo en el teclado debido a una extraña suerte que ha llevado a este planeta a tener vida en él. Quizá la vida sea algo más trivial de lo que creemos, pero de momento no tenemos pruebas objetivas y convincentes de ello. Al contrario, somos especiales en cuanto a lo que somos.
Hemos brotado de la tierra y a la tierra pertenecemos. Y eso no se contrapone con mis certezas espirituales. Porque el Big Bang es cosmogonía cifrada por la ciencia. Y la cosmología nórdica es ciencia cifrada por los mitos. Coexisten sin problemas.
Podemos creer que hay un padre que se llama a si mismo Padre por haberlo creado todo, y se siente dueño y cree tener potestad sobre nosotros y no creo que este mal. Sin embargo esto delimitaría, por fuerza, el mundo en el que podemos desarrollarnos y como nos desenvolvemos en él. Sin embargo aplicando algo de lógica, es mejor pensar en un dios extraño a la creación como Padre. No un arquitecto, sino un libertador.
Incluso en el caso de que existiera ese dios creador, no es al que yo reconozco como Padre. Porque engendrar a alguien, el hecho de que esa persona sea tu semilla genética, no lo hace una figura paterna, en eso estamos mas o menos de acuerdo. Del mismo modo que no le debo nada a mi padre por engendrarme, ni a mi madre por llevarme 9 meses en su vientre, no le debo nada a quien me haya creado por crearme en su infinita arrogancia o necesidad de traerme al mundo. Pero a mi padre biológico le debo la creación de mi sentido del honor y mi amor por la naturaleza y la necesidad de aventuras. Y a mi madre le debo el alimentarme y vestirme y enseñarme un montón de cosas, y vivir con mis caprichos mientras me forjo el camino que decido seguir. A ellos les debo un montón de cosas.
Por el contrario, con el que dicen que es mi creador, no comparto ni la moral, ni la visión del mundo, ni acepto sus propósitos. Y lo conozco; lo conozco bastante bien porque he caminado por la mano derecha largo tiempo, sintiéndome constreñido y limitado por sus preceptos. Y no fue sino en la seductora oscuridad que encontré lo que buscaba, porque siempre fui mas de demonios que de ángeles.
Si he de reconocer a un padre espiritual este será Odín. Porque el drengskapr va mejor conmigo de lo que va la moral tradicional del decadente occidente cristianizado. No fui creado por Odín así como no fue él quien talló a Ask y Embla, pero fui infundido por él con su conciencia divina. Fue su aliento el que me lleva a comprender el mundo. El que me inspira a fragmentar la realidad para volver a recomponerla según mis deseos y no los de uno que quiere que cumpla sus caprichos. Es El önd de Odín mi llama negra que ilumina la oscuridad sin salir de ella, sin andar en la despreciable luz que no es mi luz. Es Odín mi padre porque de el recibo el ansia de libertad y encuentro el camino para caminar el camino siniestro que lleva a la redención del cuerpoalma. No es mi cuerpo “materia grosera” sino alma densa y disfrutable y herramienta de libertad e iluminación.
Y como reconozco a mi padre a veces le sirvo. Pero no es una servidumbre vasalla, de arrodillarme y hacer su voluntad, sino que es una servidumbre infecciosa. Me convierto en foco de infección para que otros encuentren el camino de mi señor, mi camino. No creo ser una especie de evangelizador, pero en lo posible trato de alejar a las personas de los brutos enceguecidos por la luz, que hablan de manos sangrientas en la magia negra. De los imberbes que sienten que si no tiene sangre no es lo suficientemente negro. Que el camino siniestro es dañar a otros y perderte en tus propias miserias implantadas por el colectivo social y magnificadas por las vergüenzas de su dios.
Yo digo ustedes no saben lo que es la magia negra, ni la mano izquierda y merecen ser devorados por sus propias creencias. Tengo la certeza de lo que soy y eso no es un maestro ni un hipocrita, ni un mojigato ni alguien especial. Les digo:
[Estuario] es el camino en la mayoría de los viajes,
pero la vaina es [para] las espadas.
Así, Odín es mi Padre más no en el sentido tiránico de la palabra, sino en el sentido libre. Como un padre le quiero, le honro y admiro. Pero soy un drengr y es mi wyrd forjar mi camino propio, con mis propias hazañas hasta tener mis propios hijos en un futuro indeciblemente lejano. Hasta que mi padre orgulloso pueda reconocer en mi a un igual. Así, quienes siguen la verdadera mano izquierda, la que libera y no ata, la que rompe tabús sin subyugar, la de los magus negros y los magus rojos, que reconozcan con orgullo a sus padres: Lucifer, Set, Odín, Loki, Tezcatlipoca, Reyes fomoreanos, dioses en Irlanda antes de los dioses, o cualquiera que sea el suyo. Reconozcámoslos con orgullo y sin pudor entreguémonos a los placeres que han puesto para nosotros en esta Midgard terrena. Pues solo nosotros sabemos la iluminación que nos brindan. Y ante los ignorantes y los que nos odian y los que nos dicen caídos y los que sienten pena por nosotros y los que no se atreven y los que se arrodillan y los que necesitan ser mentidos, mantente hermético, pues ellos no entenderán más allá de su verdad.
Hoy más que nada a los que comparten el sendero de la mano izquierda cabalmente y con miras de tragarse el sol y la luna y traer el cataclismo final, les digo ¡REYN TIL RÛNA!
Si tienes algo interesante para aportar eres mas que bienvenido a hacerlo. Sin más me despido recordándoles que soy Skoggangr y este espacio es producto de mi voluntad.