08 de abril, 2025
La lluvia es uno de los eventos meteorológicos que más me gustan. Escribió el maestro Bonifaz Nuño en su poema Fuego de pobres:
«Nadie sale. Parece
que cuando llueve en México, lo único
posible es encerrarse
desajustadamente en guerra mínima,
a pensar los ochenta minutos de la hora
en que es hora de lágrimas.»
Es hermosa, pero no lamento decirles que NO ES MAGIA. Y en realidad no me importan sus creencias chatarra, no escribo para esa gente.
Veo las gotas de lluvia mojarlo todo, pero no encuentro ningún dios digno de alabanza o sacrificio en esta humedad. A veces la lluvia es un REGALO de Freyr o un DESAFÍO de Thor a los marineros valientes. Pero hoy es simple CONDENSACIÓN de agua obligada a caer sobre nosotros; pobres humanos, no encontramos las maneras de hacer que el agua llegue a su ansiado destino. Besa nuestras carreteras y puedo ver más magia en el pavimento impermeable que dirige galones de agua a las coladeras, como si no la necesitáramos. Y yo aquí, recogiendo las gotitas en un cuenco para usarla como medio de canalización para mi magia. Lluvia ácida.
La belleza se esconde en las necrofílicas ciudades, amantes de la muerte que se asina en cada esquina y en cada palmo de concreto pisado, mirado y sosteniendo colectivamente. Estresados, gente triste, sin rumbo, muriendo lento por la contaminación; respiramos el miasma de las fabricas. Prefiere beber refrescos azucarados que le cuestan miles de litros a las ciudades desecadas para beneficio de unos pocos. Pobres de los que ven al ser humano como una criatura indigna, porque se centran en la “magia” de un dios inhumano y no ven la verdadera magia.
La DIGNIDAD del ser humano está en su VOLUNTAD, ¿qué importa si esta es destructiva? Es pura BELLEZA. Así como Thor derriba gigantes, nosotros encausamos fenómenos naturales a nuestro gusto. Es hermoso ver como las personas se destruyen a sí mismas por su simple voluntad colectiva, o la voluntad de unos pocos. ¿No es acaso la subordinación de la voluntad a un egregor, llamado Capital o Sociedad o Estado, un acto de voluntad en sí mismo? Entonces me pregunto si Loki se esconde en la SOMBRA de Oðin, como afirma el maestro Thorsson.
¿Pena? Qué clase de arrogante santo debería ser para sentir pena de criaturas tan fascinantes. Sera necrófila, pero la ciudad esconde sus misterios en hormigón y luces eléctricas. ¿O no es bella la noche iluminada en la capital, con todas esas luces rodeándonos y el bullicio comercial?
Sin embargo aunque no me dan lástima ni quiero cambiarlos, no los considero mis iguales. Porque al estar subordinados a los designios de algo más grande, al creerse inferiores, al llamarse a si mismos indignos y maravillarse con la “magia” de la lluvia, perdieron su verdadera magia. Ven en el acto de voluntad algo trivial y no se dan cuenta de que con pavimentar están interfiriendo con las leyes de la naturaleza. No ven la oposición a los dioses del orden al arrojar el agua a la coladera. Y al no comprender algo tan básico no saben como USARLO en su beneficio y siguen su circulo vicioso.
Porque de seguro hay un dios, un salvador o una maquina definitiva que llegará a subyugarlos y limpiar nuestros desastres. Llegará algo “mágico” que resuelva sus vidas insulsas sin necesidad de tomar responsabilidad de sus horribles actos comunes; siempre hay otros culpables.
Lo mas gracioso de todo es que EL PENSAMIENTO MÁGICO ES NO ENTENDER LA MAGIA. Creen que los antiguos eran más sabios y les asignan sus retorcidos estándares; tratan de convertir la estupidez en sabiduría. La tontería de pensar que nuestros ancestros eran tan ignorantes como la gente actual se nos va de las manos. Cuantos los magos de antes se les reirían en la cara a los manifestadores y a los que desperdician la vida tratando de usar la mano vacía sin entender el ritual del que surge.
La magia es “incomprensible” y “maravillosa” para el maguito que, patético, es incapaz de penetrar en su misterio, creyendo que imaginación e intelecto están peleados.
Se pelean con sus propios cesos detenidos; y se sienten dioses tallando el mundo o los más amados por su dios. Y Luego dicen que su dios es uno de bondad absoluta… quizá mientras menos piensas más fácil es ver sus absolutos.
Ay, Cipriano… ¡Cuánto subestiman tu sed de fórmulas y grimorios los que hoy creen que “respirar consciente” es alta magia! Ay, Paracelso, fundador de puentes entre alquimia y medicina, ¡qué pena que tu mente racional no te dejó ver que todo es vibración y amor cósmico! Pobre Abramelin, tan ocupado en cuadrados mágicos y geometrías angélicas… Si hubieras soltado el lápiz y abrazado un árbol, ¡habrías descubierto el secreto! Y ni hablar de John Dee, que con su obsesión por las matemáticas enochianas jamás entendió que la verdadera magia es ¡sentir la lluvia en la piel!
¡Ay pobres ilusos! —nos dice el maguito— si no hubieran pensado tanto, habrían visto lo evidente: que los atlantes usaban energía atómica en sus yacusis, que los anunnaki nos controlan desde Nibiru, que basta con “ser uno con el universo” para alcanzar la iluminación. ¡Qué tontos! Perdieron la magia por estudiar… cuando la magia real es no hacer nada y culpar a los dioses.
Por suerte la mano izquierda es la mano que se opone a dios y sus oscuros designios. Hay maguitos que devinieron magus. Debe haberlos. ¿Se atreverán? Probablemente no, y esta bien, que sigan halando del universo en su dirección, nosotros veremos las arrugas y la oportunidad que ofrecen sus tenciones.
Por suerte comprendemos la magia como una tecnología subjetiva y no nos detendremos. Porque a mí que me importan los yacusis de los atlantes, Nibiru, sus dogmas horribles y sus dioses necesitados de atención. A mi me importa llegar más alto, no conseguir un auto bonito ni que el universo me regale un mansión; nada en esta vida es gratis, todo son intercambios. Quizá podría conseguirlos, y desperdiciar mi vida en lo que el parasito social anhela, o le enseñaron a anhelar.
Pero yo busco llegar hasta las estrellas y poner mi trono junto al de ese dios. Y aburrido de su visión caer desde lo más alto. Que los cobardes tiemblen cuando mi caos llegue a Midgard, pues no busco salvarlos, sino ver quién se atreve a caminar entre las llamas; mi más grande deseo es encontrar iguales. Y al mirarme en este charco veo reflejado al loco que se dijo Skoggangr y no ha llegado ni siquiera a rozar su propio caos, pero estoy en ello, juro que estoy buscando. Escupo al charco, para mezclar mi saliva divina, como la veían los ñäñho de este territorio que ahora cuido, y ambos locos nos reímos.
Quiero vivir mi Ragnarok, con las batallas mas épicas y que mi caos y mi orden se enfrenten con fiereza, y salir renovado, porque la muerte no es capaz de detener a los inmortales, renacidos por la voluntad. Y obvio que quiero dinero y mis pequeños lujos, pero no voy a desperdiciar energía y pensamientos en esas banalidades. Aprendo a separar la PAJA de mis deseos. Soy como Oðín y sacrifico mi ojo derecho en el pozo del wifi para obtener acceso a la sabiduría colectiva de siglos de humanidad. Y conservo mi ojo izquierdo para disfrutar de la lluvia de forma abyectamente enigmática.
Es este, un ACTO MÁGICO. No porque mis palabras sean especiales, sino porque en este acto de MAGIA PÚRPURA, como la explica el tío Setnak, DON WEBB. Y qué me llamen loco los que no entiendan la PERFORMANCE.
Si creen que me creo superior a ustedes entonces soy superior. Si entienden lo que mi grandilocuencia encierra, entonces somos iguales o al menos parecidos, y tienes mi respeto. A esos que me entienden, que ven a través de la performance, les digo ¡Reyn til rûna! Aunque su dios no sea Oðín, ni se manejen de la misma manera que yo, que sus gladr/hechizos los robustezcan, los satisfagan y sus voluntades lleguen a buen puerto. ¡Verði svá, sem ek mælta!
Les recuerdo que soy Skoggangr y esta bítacora es producto de mi voluntad… ¿ahora entiendes a que me refiero con esa frase?
