15 de abril del 2025
A través de mis pobres escritos me encuentro con personas que creen qué sé MÁS DE LO QUE SÉ en verdad. Y hay personas que creen que en pueden tener una guía. He conocido a quienes me ofrecen dinero por hacer un trabajo. Qué me piden AYUDA para estructurar un hechizo. A los que quieren entrar en este mundo. Me halagan con esos ofrecimientos y esos reconocimientos que no son vanos, pero NO SON MI OBJETIVO.
La elección del nombre Skoggangr no se debe unicamente a que suena genial (amo la sonoridad del nórdico antiguo), sino porque ese es mi objetivo en esta vida. La palabra escandinava alude a una persona que camina por fuera e la sociedad. Que prefiere los bosques a la compañía de otros seres sociales, con sus reglas y sus leyes que no van con él. El que delinquía se volvía un skoggangr pro haber violado las leyes sociales, no por su inmoralidad. Me siento mas cómodo en la LIMINALIDAD, en los lindes oscuros del pensamiento, siendo abogado del diablo, y escupiendo mi autenticidad en salivasos incómodos.
No vengo a presentarme como una persona sobresaliente en sí misma, sino como un mero practicante más. Si a algunos les resuena y les parece lógico lo que digo es simplemente por el estado actual del OCULTISMO DE CAFÉ, que se sienta muy cómodo a tomarse un americano y una rebanada de tarta mientras se pregunta si no será plana la tierra y que tan serio hay que decretar que le traigan a uno la crema. No temo decir que menosprecio sus teorías y su saberes de papel mojado, sin más beneficio que endulzarles sus PARÁSITOS SOCIALES. Pero no por sus ideales en sí, sino porque montaron campamento en la salida y decidieron ser los dueños de la verdad unigenita de algún dios.
Sin embargo hemos de admitir que en el gran esquema de las cosas soy un mago mas o menos efectivo, pero para nada sobresaliente. Cada que investigo algo nuevo miro mis falencias. Cada que me topo con un error. Cada que me topo con un fallo. Cada que no consigo lo que quiero. Las veces en las que he drenado más energía de la necesaria en mis operaciones. Las veces que no entiendo lo que leo. Incluso las veces en las que no se pronunciar el nórdico antiguo o se me olvida algún kenning.
Las veces en las que me topo con personas que quieren mis secretos desnudos y carentes del arte oculto de esconderse entre las palabras las verdades que quiero compartir, me siento FATIGADO. No soy un creador de contenido ni trabajo para las redes sociales y no me importa escribir para los amantes del brain rot. No voy a desperdiciar mi energía en ser aceptado o aceptable por quienes no logran entenderme, o por migajear algunos likes.
Pero debo admitir que su reconocimiento me agrada. Mi ego se satisface cuando hasta los que se denominan “magos blancos” o de mano derecha me contactan para charlar por privado. Y aunque la mayoría de ellos se mueve alejado por mi particular y negra visión del camino espiritual, no puedo dejar de notar que las cosas que digo resuenan con unos pocos. Entonces mi voluntad CRECE Y AYUDA A CRECER. Porque ser egoista no es lo mismo que ser tonto. QUIEN NO CUIDA SU ENTORNO NO CUIDA E SÍ MISMO.
Y me complace cuando personas me dicen que me equivoco, que hay otras maneras de hacer las cosas, y encuentro información útil, aunque no concuerde con todo, porque nutre mi ego necesitado de saber y me aleja del feo parásito social, que necesita tener razón todo el tiempo y ser el incuestionable y el que más sabe. Entonces mi trabajo es RETROALIMENTACIÓN.
He estado pensando sobre el grupo, fallido y sin movimiento. No quiero ser una CÁMARA DE ECO. Quiero ver sus ideas, conocer sus dudas, crear hipotesis juntos. No somos estirados magos blancos a los que ya se les dicto desde las altas esferas del universo que y hasta dónde pensar. No queremos sus revelaciones, si nos sus pruebas contundentes y repoetibles. Queremos TEORÍAS REBELDES, innovadoras. Porque puedo diferir con la visión que llevó a Peter J. Carrol a urdir su Apofenión. Que quizá el orden de Karlson en Uthark me parece forzado y un poco contaminado. Que no resuena conmigo el Yoga arimánico, o la visión de los chakras de Asenath Mason, etcetera, etcetera. Y sin embargo digo: ¡Carajo, eso si es magia! Y es así como crecen nuestros caminos, como hay nuevas formas de entenderlos, nuevos contendientes para esta selección natural de ritos y visiones.
No me desagrada que me busquen por privado, casi siempre estoy motivado a respondérles. Pero no esperen de mí nada más que una charla estimulante y algunas recomendaciones de libros. Ni trabajos y planes de estudio detallados, porque aún no es mi momento para eso. Estoy en un periodo de iniciaciones contantes y remanifestaciones de mi pensamiento muy intenso como para atreverme a decir que tengo algo más que una guía para un empiezo o preguntas incipientes que me surgen.
En realidad creo que las palabras en mayúsculas desnudan con demasiada impudicia mis intenciones y la posible reflexión que quiero hacer llegar, así que es la última entrada en que las uso. Me gustaría compartirles un pequeño desafío para fortalecer su autenticidad. Busquen algo que crean que sea central en ustedes y piensen como puede nutrir su autenticidad espiritual. Por ejemplo yo escribo estas bitácoras publicas porque la literatura es lo mío. Es para ustedes, pero si gustan compartir ideas, bienvenidos sus comentarios. Sí, noto la ironía de la propuesta con lo que expongo, ¿tú notas dónde está la coherencia?
No me queda más que recordarles que yo soy Skoggangr y este espacio es producto de mi voluntad.
Recuerden, ¡Reyn til Rûna! (en busca de los misterios en nórdico antiguo… sabían que me dedico a la magia rúnica? Siento que hablo muy superficialmente de eso).
