25 de junio, 2025
Soy un lector de fantasía oscura, (de hecho muero de ganas de hacerme con una copia de Los Diablos de Joe Abercrombie, pero pobreza), así que a veces de ahí saco ideas. Por ejemplo, los seguidores del Dios Ahogado dicen que lo muerto no vuelve a morir; entonces deduzco que lo nacido puede volver a nacer.
Estoy harto de justificarme ante gente que no me entenderá. Me gesto en la sombra y desde la sombra surgiré como algo nacido nuevo; lo juro.
Remanifestación, susurra la criatura en el altar terrestre. No en sueños, no en palabras; la idea simplemente esta ahí, en mi cabeza pero entiendo hasta que punto ha sido puesta por eso. En el momento en el que que soy consciente de ello simplemente ya se ha aferrado con sus raíces frondosas entre las arrugas de mi cerebro.
Basicamente la rama draconiana que sigo es una espiral de remanifestación en la que te mueves un poco mas abajo (como el diablo de dante que orada el dentro de la Tierra con furia) para remanifestarte un poco más poderoso cada vez. Como un renacimiento ritual y símbolico. Endrliðningr es la palabra que guía este proceso oscuro de cambió, aunque la palabra quiza requiere una revisión lingüística.
Y sin embargo, me he dado cuenta que aún hay mucha superstición al tratar con entidades oscuras. Hay muchos anclados en los viejos cuentos de la iglesia. No me interesa hablar de los pobres maguitos que creen que requieren animales y personas para “potenciar” sus pobres rituales, pero tengo una experiencia interesante con respecto al dolor ritual:
Enderliðningr, es la palabra que se presenta en mi cabeza cada que pienso en abandonar. Y es que estos días he estado especialmente metido en el estudio de las evocaciones mágicas. He visto A dark song y me ha recordado a los trabajos descritos en el ensayo Aullidos de Phill Hine, y su Babblogue que es una reinterpretación desde la magia del caos de un proceso similar al Abramelín. En ambos casos solo puedo pensar «¿Por qué los magos somos tan extremistas?».
La pregunta me resuena mientras compro las tres rosas.
—No, por favor no las limpies…
—¿No? —hasta el chico piensa que es una actitud peculiar, pero dudo mucho que se imagine que esas espinas terminarán bajo mis pies esta misma tarde. ¿Quién va a imaginarse tal cosa?
¡Es de locos! Cuantos será capaces de leer una tirada de cartas y decir: ¡Claro, lo que necesito es pisar espinas!
Ofrendo tres rosas a mis ancestros, me quedo con los tallos, toco las espinas. Son filosas y en mi jugueteo me hago daño en el pulgar. Y sí tengo miedo.
Casi puedo escuchar las burlas de los magos de sofá. Creerán que eso pasa por “trabajar con seres de bajo astral”. En su imaginación todo lo que un ser denso puede querer es sangre, dolor, miedo. Como si los seres humanos solo quisiéramos esas cosas. Si existiera un bajo astral y el mundo respondiera a sus morales y teorías del ego, perteneceríamos los seres humanos a ese astral bajo. La positividad es engañarse a uno mismo.
Yo estoy cagado de miedo. Y sin embargo, en el momento a media tarde en el que logro quedarme a solas, con el corazón a mil he dispuesto un puñado de sal de mar, una pizca de sal negra con tres hierbas de protección, 9 clavos de hierro y sobre todo los tallos de las tres rosas.
Creo el circulo mágico, extendiendo las runas con el gandr. Trazo seis martillos, uno por cada dirección y ofrezco este acto a mi compañero, el troll cuya estatuilla he puesto en el altar más alto para poder verle en primer plano.
Empiezo a golpear el tambor, respirando un par de veces y… piso.
Piso con toda la intención de que las espinas atraviesen mi piel, piso venciendo el miedo.
Duele.
Y piso y siento como las espinas se quiebran bajo el peso de mi huella.
De verdad es doloroso.
Þurs, min blóð Taktu! Þurs, min blóð Taktu! Þurs, min blóð Taktu!
Y piso; siento como la forma de los clavos y la sal se clava en las plantas de mis pies, desnudas. Y tengo miedo de que los clavos se pongan en forma vertical y entren con sus 2 cm en mi carne, pero repito mi letania sin detenerme.
Þurs, min blóð Taktu! Þurs, min blóð Taktu! Þurs, min blóð Taktu!
Hay una incomodidad que poco a poco desaparece, pero no necesariamente porque me haya acostumbrado a lo que esta pasando.
Þurs, min blóð Taktu! Þurs, min blóð Taktu! Þurs, min blóð Taktu!
Ofrezco mi sangre al gigante hasta que las palabras pierden el sentido en mi boca y escupo mas saliva que palabras.
Min blóð Taktu, Þurs, mblóð Taktu ktulóð !
Ofrezco mi intención y mi estado de semitrance hasta que algo me dice que me detenga.
Apoyo la cabeza en el suelo frente al altar. Beso la tierra, no por humildad, sino que de verdad me siento agradecido, poderoso.
Cuando despido al espíritu de tierra me reviso los pies.
¿Los seres oscuros se alimentan de las cosas negativas? Nah, él crece por medio de mi voluntad de hiero, me protege en los momentos en los que lo que necesito es vencer el miedo, no dar a beber mi sangre.
Soy Skoggangr y es esta una prueba mas de mi férrea voluntad. Es este mi testimonio de que es más valioso el drengskapr que la sangre.
Gotita de veneno
Por más raro que suene, la magia ritual no es una solución mágica. No conozco nada más difícil (aunque vivir del arte se le acerca).
Piensa un deseo que quieras lograr. Luego, el primer paso. Haz lo que puedas por tu cuenta, luego el siguiente… y así.
Puedes pasar de querer degollar cabras a pequeños rituales con más sentido. Incluso si buscas algo tan vano como dinero, conseguirlo por ti mismo te hará crecer. Sin atarte a nadie. Soberano.
