12 de junio, 2025
Desciendo un nivel en la locura de este sendero. Si vamos a “perdernos en mi cubo negro”, como dijo alguien, hay que hacerlo bien. Este texto es una locura, una superstición y un auto-engaño. De una quemadura, besos, imágenes y un practicante solitario.
Es un vestigio de cuantos pasos he adentrado en terreno numinoso y cuantos retrocedí para volver a avanzar zigzagueante, para encontrarme en una coordenada parecida pero muy distinta.
¿Hablan los dioses? Puede que sí, pero si empezara a escuchar voces con claridad me iría al psiquiatra en vez de hacer lo que mandan. Con eso estamos tratando aquí, discípulo incrédulo, mago racional. Pero siendo animísta he de encontrar el equilibrio adecuado.
Crowley dijo que sospeches cuando evocas a un dios y este se ve como esperas que se vea, lo más probable es que sea una proyección mental, una mera imaginación. La cosa es ¿cómo se diferencia un efluvio de la imaginación? ¿Cuánto es hugr y cuánto es la realidad en Midgard? La salida clásica de los señores de luz, bien remangados, es CALLAR EL EGO. Sin embargo no estoy dispuesto a fundirme con ellos para tener señales claras, tan subjetivas como las que mi ego puede encontrar. Entonces busco un camino diferente.
Espontaneidad. La vez que se me presentó Hela después de una operación, en medio de una meditación, lo hizo de forma muy parecida a un fantasma japones, con el cabello eternamente largo, mojado, brotando de un charco negro en el suelo de una habitación amarilla. Medio cuerpo hermoso y deseable, medio cuerpo corrupto, con un aroma que no percibí pero intuí repulsivo. Sin saber porqué me ha besado, me dio a tragar algo negro y repulsivo que salio de su boca. Acepté el regalo un poco confundido mientras se abría paso por mi esófago.
Lo interesante es que poco tiempo después tuve una experiencia purulenta y escabrosa. «Claro, has negociado salud con una diosa de la muerte, ¿qué esperabas, olor a rosas?» Sin embargo, para los miedosos de siempre que quieran sermonearme, la señora fue amable, porque me acompaño y me hizo entender la fuerza que apliqué de forma suave.
Los seres humanos solemos unir puntitos inconexos y darles las formas mas interesantes. Yo todavía no veo un escorpión y un centauro en el cielo. Busquemos algo más.
Ambiente. Jörmungandr, la serpiente del mundo se dibujó en el cielo. Una nube larga, con forma de serpiente recorriendo el cielo hacía la izquierda, con la boca abierta, nítida, dispuesta a tragarse a mi enemigo. Tres horas antes gritaba en nórdico antiguo: «Qué Jörmungadr te devore y no encuentres paz en sus fauces mientras su veneno arde carcomiendo tu carne». Me preguntaba si repetir el rito nuevamente o si fue suficiente y aparece la serpiente del mundo en el cielo, reafirmando el confort que sentí al librarme de aquel odio.
Manchas en las que buscamos formas, puras paparruchas. ¿Haz escuchado de la pareidolia? Tu cerebro busca formas donde no las hay y les da sentido a manchas en las nubes.
Sensación. Cuando hice el pacto con el trol sentí mi espalda toda erizada en medio de la oscuridad mientras los crujidos de la madera se extendían por la casa. La madera cruje por la diferencia de temperatura, ¿sabes? La vela permanecía con una llama firme y grande, proyectando sombras curiosas sobre la vieja estatuilla de resina. Entonces llego el pánico, arrastrandose en la oscuridad, bajo mi piel. Una sensación que surge desde muy adentro, desde un lugar muy primitivo; se expande por todo el cuerpo y te pide gritar, huir, levantarte a prender la luz. Fauces abiertas en la oscuridad, un par de ojos malignos y amarillos mirándome de vuelta. A la estatua le crece barba, parece reírse cómplice. Y sabes, necesitas saber, que lo que debe de pasar es que te controles a ti mismo. Porque no llegas y estableces un contacto en tres días, requiere una mejora constante en ti, y la idea de haber pasado por ciertas experiencias, haber trabajado miedos, haberte fortalecido. Dicen los ignorantes que no hay desarrollo espiritual en este sendero, pero son ellos los que tienen que poner círculos, invocar “nombres santos” y temen, tienen miedo de ese ojo que mira, pero yo no. Le devuelvo la mirada, qu sepa que somos igual de fuertes. Necesitas saber que haces y tener control de ti mismo. Y quizá esa es la mayor objeción que podemos tener con este tema. Porque resulta muy obvio cuando un ritual ha funcionado, pero ¿no es que nos sugestionamos por medio de la práctica hasta que las sensaciones aparecen en el cuerpo? ¿No es, por ejemplo, mi enfoque en la lujuria sagrada lo que inflama mi sexo en los rituales dedicados a Freyja?
Coincidencias. Un perro con miedo, una runa sobre su frente «Por esta runa nadie puede verte, nadie puede tocarte». El perro deja de temblar y mira fijamente a un punto cerca del altar; el mismo punto donde percibiste un aroma agrio presente y fétido; el mismo que olías en el duermevela de la mañana. Imaginas una sombra grande y pesada, sin ojos mirando. Y sí esta ultima parte es mera imaginación. Tomas la baraja de tarot y empiezas a revolver las cartas «Quiero saber si hay alguien aquí». El perro te mira y tú, confiado en estar imaginando cosas sacas una sola carta: 5 de espadas.
Una limpieza después te preguntas si todo eso no pudo ser una mera coincidencia. Curioso.
Dedos tiznados. Para mí los dioses, al menos puedo decirlo de algunos de ellos porque conozco lo que conozco y desconozco lo que no, son entes reales.
Hoy me he quemado la mano con la vela, porque el dolor de apagar la vela con la mano es una pequeña ofrenda, un sacrificio para el tipo de dioses con que trabajo. He estado desarrollando un rito iniciático, con un fin muy especifico. Pero una duda se ha colado adentro de mí. ¿Estoy haciendo las cosas bien? No será necesario reemprender el viaje desde el principio. A veces soy muy disperso. A veces simplemente no hay tiempo. Entonces la vela dedicada al señor Óðinn no se apaga al primer apretón. Repito. Repito, y en la tercera vez hay una quemadura, un dolor agudo y los dedos tiznados como nunca antes. Los dioses responden sin que les preguntes, pero hablan lenguajes complicados que tienes que estudiar. Para el neofito el dolor, el color negro, la llama que se niega a ser apagada pueden representar algo oscuro. Para mí es un reafirmar mi compromiso, voy por buen camino.
Gotitas de veneno:
Ahora te toca preguntarte, quizá ya lo has hecho o quizá lo estas evitando, permíteme ayudarte: ¿Cómo diferencias las experiencias reales de la mera imaginación? ¿Te has ganado el derecho a esas experiencias? En este camino nada es dado sin esfuerzo. Si no dudas de tus experiencias realmente estás trabajando algo real, ¿tu trabajo espiritual es valioso? Rein Til Rûna.
Soy Skoggangr y este espacio es producto de mi voluntad.
