20 de marzo, 2025
Desde que soy pequeño estoy acostumbrado a buscar la validación de mis ideas y de mi persona en otros. Me gustaba demostrar que sabía; que las personas dijeran que era un niño brillante y sobresalir.
Creo que es una sensación natural en todo ser humano.
Debemos de aceptar que sin importar la calidad o desarrollo de nuestras funciones sociales, que necesitamos estar en contacto con otros. Así como puede decirse que somos animales políticos, también podemos decir que somos animales sociales.
Entre nosotros la ley del mas fuerte es una burda mentira que beneficia a los más astutos que saben ponerse detrás de los brutos que tratan de imponerse por la fuerza. Nunca escuche de reyes fuertes que pasaran a la historia, sino de reyes sabios que también eran fuertes. Los fuertes suelen ser aburridos, tiranos doblegados a lo que piensan que es el poder, cuando es solo una faceta del mismo.
Alejandro murió de una infección en batalla mientras en la capital del imperio los astutos gobernaban. Cuando ya no soportaban a Julio le dieron muerte en el cenado y empezaron las luchas intestinas por poner al siguiente corrupto emperador. Casi siempre caras útiles para quienes detentaban el poder en las sombras. Y es que el Homo sapiens sapiens no llego a la cabeza de la cadena alimenticia por su fuerza, sino por su inteligencia y su astucia. Y aquí estamos, siglos después, detentando la estupidez más rampante de creer que existe en la naturaleza la ley del mas fuerte, la competencia. Si me pusiera conspiranoíco diría que hay fuerzas adversas a nuestra libertad que quieren mantenernos así; pero lo cierto es que la simple razón nos demuestra que son cúpulas aisladas y sin importancia en el gran esquema de las cosas. A quien le importan los grandes hombres sino a hombres pequeños que sueñan con ser mito. Quizá en este punto de la historia solo importen las mujeres importantes porque es una manera de reafirmar su poder, pero no me corresponde teorizar en profundidad al respecto.
Y entonces pienso. Es un juego diferente el que quiero jugar. El juego del Coyote que prospera en territorio ajeno, no el del lobo que en su cautiva libertad degenera en alfas despóticos.
Porque pensar es lo que mejor se me da, pienso. A veces nos perdemos entre las enredadas trampas del propio sistema en el que nos toco crecer. Tenemos tan arraigado el parasito social que aunque seamos capaces de darnos cuenta de los mecanismos que ciertas cosas accionan en nosotros, no es tan fácil separarnos de ellos. A veces sientes que tienes algo que defender. A veces entras en el juego de contestar cosas que ni siquiera merecen una respuesta. A veces caes en la trampa absurda de enfrascarte y hacer polémica con ideas que no merecen la pena.
Si la meta del mago negro es la soberanía su primer logros es el de gobernarse. Aquellos que no se gobiernan son absorbidos por la oscuridad que deja de iluminarles y se convierte en su perdición. A veces se nos olvida que este es un camino para los fuertes de mente. A veces se nos olvida que coqueteamos con la locura, amante peligrosa que puede atraparnos en cualquier momento. No es solo cuestión de avanzar según nuestras propias metas, sino es no dejarnos caer aun cuando pensemos que estamos haciendo todo bien.
Probablemente los mitos mas horrorosos de la mano derecha sobre nosotros tengan orígenes en algunos practicantes que, caídos en sus propios vicios despreciables, tomaron la vía monstruosa. Pero lo cierto es que nosotros no buscamos ser monstruos sino dioses. Ahondamos en nuestra gloriosa humanidad, en sus placeres y sus deseos porque ni son tristes ni despreciables. A través de nuestra humanidad nos afirmamos dioses, en busca de una meta distante que nos llama con su oscuro fulgor. Ser profundamente humanos para dejar de ser humanos.
Y sin embargo busco el reconocimiento.
Desde que empece este blog una gran búsqueda de reconocimiento ha estado latiendo debajo de todo. Pero nunca fue la búsqueda de ser reconocido como una especie de maestro, sino ser reconocido por mis iguales. Sé que debe de haberlos en algún lugar de esta sagrada y física existencia. Y quiero reconocimiento de mi estética y de mis ideas. Y crecer junto a otros como yo, más inteligentes, más audaces, más avanzados. Coyotes entre las ovejas, astutos y solitarios reconociendo nuestras miradas astutas. No porque existamos a través del otro, sino porque nos reconocemos en el otro.
Sin embargo no es necesario que lleguen ahora o ganar reconocimiento en este momento, aunque ya he encontrado a algunos más cercanos a mí.
«[Un regalo] es para todo hombre
un adorno y alabanza,
ayuda y dignidad;
y para cada aventurero sin hogar
es beneficio y sustancia
para los que no tienen nada más»
No importa conseguirlo ahora. Los trabajos de Apep, en el aettir enochiano ZIP, Apep dijo a Michael Kelly:
«…Y ahora se despierta de nuevo el deseo entre los muslos de abiertos de Badhbh. Monta su carroza y cabalga con Ella, haciendo caso omiso de todo, riendo de lujuria y furia. Cuando las normas del juego te desagraden, barre las piezas a un lado y juega un juego diferente.
El mensaje de Set al hombre es: ¿A quién le importa un carajo?».
Eres bienvenido a aportar algo con tus comentarios, incluso si piensas diferente.
Soy Skoggangr y te recuerdo que este espacio es producto de mi voluntad.
¡Reyn Til Runa!
